Unos crack, estos irlandeses rememorando tiempos pasados del rock, garage, sicodelic de los ´60 y ´70.
Su cantante imparable encima del escenario con un rictus hiper serio y por detrás unos músicos increíbles que te hacian retroceder en el tiempo; en cualquier momento saldría Jim morrison y comenzaría a cantar "This is the End".
El tiempo voló, y en cuestión de casi 2 horas dieron por zanjado el repertorio.
Un excitante concierto que debería de repetirse más a menudo; como anecdota decir que es bien complicado encontrarte dos guitarras vox encima de un escenario, pero en este, el guitarrista ahí las tenía, igualitas, rojas, brillantes, hermosas.
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